Este domingo es la última Eucaristía del Tiempo Ordinario. Con ella se termina, también, el año litúrgico, dentro del Ciclo A, para dar paso al Adviento y al inicio del Ciclo B, cuyo primer domingo celebraremos el próximo, día 3 de diciembre. Hoy conmemora la Iglesia la Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo. Este Rey que festejamos no es, para nada, lo que suelen ser los reyes y líderes en nuestro mundo… Es un rey sencillo y pacífico. Rey sencillo y amoroso, que nos pide que olvidemos el brillo del prestigio o el poder del dinero.
Cuando leemos este domingo, tanto la Profecía de Ezequiel –nuestra primera lectura— como el Evangelio, enseguida nos viene a la cabeza el juicio final, sin embargo lo que quieren advertirnos es que el «gran día» es hoy. Que el momento en que tenemos que afrontar nuestra responsabilidad es ahora. Hemos de prepararnos para el tiempo nuevo y por eso es oportuno meditar sobre todo lo que hemos hecho en el tiempo viejo.