La primera lectura anima al pueblo a permanecer fiel al único Dios.
En el evangelio Jesús es quien nos permite comprender que ese Dios único es a la vez comunión entre personas al hablarnos del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Pablo nos recuerda, además, que también nosotros vivimos sumergidos en ese misterio trinitario y que es en su seno donde podemos entender y experimentar lo que significa ser hijos de Dios.