Evangelio del Domingo 31º del tiempo ordinario – Conmemoración de los fieles difuntos (2 de noviembre 2025)

Jn 6,37-40 : Todo aquel que ve al Hijo de Dios y cree en él, tendrá vida eterna, y yo le resucitaré en el día último

En este día la Iglesia nos reúne para recordar a los que han partido y, sobre todo, para reafirmar la esperanza cristiana en la vida que vence a la muerte. El diálogo de Jesús con Marta introduce una afirmación central: Jesús es la Resurrección y la Vida.

Marta dice a Jesús: «Señor, si tú hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto». Esta frase expresa el dolor humano, la lucha ante una realidad que excede nuestros planes. Pero Jesús no se detiene en el lamento: anuncia algo más profundo.

Jesús responde: «Yo soy la resurrección y la vida… ¿Crees esto?». Aquí se centra la decisión de fe. No se trata sólo de una doctrina, sino de una relación: creer en Jesús como quien da vida, y no permitir que la muerte sea el último significado de nuestra existencia.

En este día de recuerdo por los fieles difuntos, se nos invita a mirar más allá del presente: nuestras vidas, nuestras pérdidas, nuestras lágrimas no están sin sentido. El Dios que resucita acompaña, sostiene, transforma el dolor en esperanza. Como recuerda una de las lecturas: «Id preparados a la vida eterna».

  • ¿Cómo vivimos la muerte de quienes amamos? ¿Con desesperanza o con la certeza de que están en manos del Señor?

  • ¿Creemos de verdad en Jesús como la vida, o nos limitamos a aceptar la muerte como parte inevitable del ciclo?

  • ¿Nuestra fe se traduce en consuelo para los demás que sufren, en anuncio de que “la muerte no tiene la última palabra”?

Hoy, a la luz de este evangelio, la invitación es clara: confiar en Jesús que dice “Yo soy la vida”, renovando nuestra esperanza para nosotros y para quienes han partido. Vivir con la mirada del Resucitado transforma nuestros adioses —y también nuestros presentes— en camino hacia la vida plena con Él.

Check Also

Evangelio del domingo 29º del Tiempo Ordinario – 19 octubre 2025

Orar sin desfallecer: la fuerza de la espera confiada En la parábola de la viuda …