Evangelio del 32º Domingo del Tiempo Ordinario – 9 de Noviembre 2025

Reflexión del Evangelio – Domingo 9 de noviembre de 2025

“Dios no es Dios de muertos, sino de vivos” (Lc 20,27-38)

Los saduceos se acercan a Jesús con una pregunta capciosa, intentando ridiculizar la fe en la resurrección. Para ellos, la vida acaba con la muerte. Pero Jesús les responde con claridad y esperanza: la vida que Dios nos promete va mucho más allá de lo que podemos imaginar.

En la resurrección, dice Jesús, seremos “como los ángeles”, es decir, totalmente transformados por el amor de Dios. No habrá necesidad de matrimonio, posesiones o seguridades terrenas, porque todo nuestro ser estará lleno de la presencia divina. La vida eterna no es una simple prolongación de esta, sino una nueva forma de existir, donde todo será plenitud, luz y comunión.

Jesús recuerda también que Dios se presentó a Moisés como “el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob”. Y añade: “No es Dios de muertos, sino de vivos, porque para Él todos viven.”
Estas palabras son una proclamación de fe y esperanza: para Dios nadie está perdido, nadie desaparece; todos vivimos en Él.

Creer en la resurrección nos cambia la mirada. Nos invita a vivir cada día con esperanza, a no temer la muerte y a cuidar la vida con amor, sabiendo que todo lo que hacemos con fe y bondad tiene un valor eterno.

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