Nadie puede ser excluido de la misericordia de Dios.
Todos conocen el camino para acceder a ella y la Iglesia es la casa que acoge a todos y no rechaza a nadie.
Sus puertas permanecen abiertas de par en par para que quienes son tocados por la gracia puedan encontrar la certeza del perdón.
Cuanto más grande es el pecado, mayor debe ser el amor que la Iglesia expresa hacia quienes se convierten.
¡Con cuánto amor nos mira Jesús! ¡Con cuánto amor cura nuestro corazón pecador!
Jamás se asusta de nuestros pecados
(Papa Francisco)
FELIZ DOMINGO, DÍA DEL SEÑOR
Francisco Granados Lara
– Párroco-