El año litúrgico está próximo a su fin y las lecturas bíblicas nos recuerdan que, desde la muerte y resurrección de Cristo, los últimos tiempos ya han comenzado.
El pasaje del libro de Daniel expresa, en lenguaje apocalíptico, una esperanza: el mal no tiene la última palabra y quienes están inscritos en el libro de Dios alcanzarán la vida.
Ésta es la misma certeza que ofrece el evangelio de Marcos, pero claramente centrada en el misterio pascual de Cristo. Porque, como dice la carta a los Hebreos, él ya ha vencido, está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo en que su victoria se vuelva evidente y definitiva para el mundo.