Todas las lecturas de este domingo convergen en un mismo tema: la Palabra de Dios siempre es portadora de vida y liberación para el ser humano.
Según la carta de Santiago y el Salmo, no debemos limitarnos a escucharla, sino que hay que llevarla a la vida por los caminos del amor y el servicio a los demás.
Acudamos a la misa ansiosos por alimentarnos por el Pan de la Palabra y la Eucaristía.