En el Domingo XVII del Tiempo Ordinario, nos reunimos para celebrar el día del Señor con el más significativo acto de culto, la eucaristía. Venir a la iglesia a misa es venir a encontrarse con Dios y estar con Él; es venir a orar.
Audacia, tenacidad, confianza… son palabras que encajan con las lecturas de hoy y que marcan constantes en la oración del discípulo. Abrahán (primera lectura) insiste en interceder ante Dios por las ciudades pecadoras; por su parte, el amigo de la parábola que hoy nos propone el evangelio mantiene su petición inoportuna para atender al huésped. Aprendamos de esta Palabra.