Este domingo, según el Evangelio de San Maros vamos a ver como Jesús devuelve la salud, destruye el sufrimiento y no solo a unos pocos. Son muchedumbre.
Esa capacidad de Jesús para curar le convierte en salvador de la enfermedad y, por ello, nadie voluntariamente debe desear la enfermedad. Pero sí debe esperar la curación.
Jesús no curaba para demostrar su poder y convencer a la gente de su condición de Mesías. Lo hacía por amor. Luchaba contra el sufrimiento.