Las lecturas de este día giran en torno a la llamada de Dios, que siempre sorprende: a Isaías, a Pablo, a Pedro y a los primeros discípulos. Todos ellos descubren, ante la misión tan desproporcionada que reciben por parte de Dios, su indignidad e incapacidad. Escuchemos muy atentos este mensaje, porque Dios sigue llamando, y también nosotros hemos sido llamados y elegidos para seguir al Señor y continuar la tarea de tantos testigos gozosos que han anunciado las maravillas de Dios.