Domingo IV del Tiempo Ordinario – ciclo B 2018

Aquel a quien contemplábamos como Niño, en la cercana Navidad, se nos aparece ahora como el Mesías, el Maestro, el Profeta que habla de parte de Dios a la humanidad.

El texto del Deuteronomio contiene la promesa de un profeta para el pueblo de Dios, un portavoz de su palabra.

El salmo nos invita a escuchar y acoger esa Palabra.

San Pablo nos hace hoy una valoración de la vocación del casado y el soltero; haciendo una valoración especial por aquellos que dedican su soltería para encargarse de las cosas del Señor.

En el evangelio, Jesús se manifiesta como el gran profeta prometido, que predica con autoridad.

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