En la liturgia del cuarto domingo de Pascua ocupa un lugar destacado la figura del Buen Pastor. La primera lectura presenta la labor de pastoreo universal encomendada por el Resucitado y que llevaron a cabo Pablo y los otros apóstoles. En esta labor, el modelo a seguir es Jesús, que en el pasaje del evangelio se presenta como el Buen Pastor que da la vida por sus ovejas. En la segunda lectura, el que es llamado Cordero es al mismo tiempo el Pastor que apacienta al nuevo pueblo de Dios.
Dejémonos pastorear por Jesús, a seguir su voz que nos hablará a cada uno de nosotros.