La liturgia de este tercer domingo de Adviento, llamado también “domingo de gaudete”, rebosa de alegría, porque ésa es la reacción típica de los que saben que la salvación de Dios está en marcha. En ello insiste el profeta Sofonías, el salmo tomado de Isaías, y las palabras de Pablo recogidas en la carta a los Filipenses. Anunciando la proximidad del Mesías, también Juan Bautista se hace portador de esa Buena Noticia, pero además recuerda las implicaciones éticas que supone acogerla en la propia vida.
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