Terminamos la Navidad con la escena que da inicio a la misión pública de Jesús: su Bautismo en el Jordán, donde recibe la confirmación oficial de su mesianismo. Del Niño recién nacido pasamos al Profeta y Maestro que nos ha enviado Dios y que va a comenzar su misión.
El bautismo de Jesús es, en realidad, una nueva epifanía, es decir, una manifestación de Dios que se revela por medio de su Hijo, como lo hizo en Belén a los pastores y a los sabios venidos de Oriente. Todas las lecturas de este domingo están escogidas para ayudarnos a comprender el significado de este acontecimiento y descubrir, más allá de las apariencias, que Jesús es el Hijo amado de Dios, ungido por la fuerza de su Espíritu para una misión de salvación.