Jesús habla con gran dureza de aquellos que se han sentado en la cátedra de Moisés. Pero ese mensaje es también para nosotros. Sabemos que en la Iglesia hay miseria, deslealtad, comportamientos que no están en consonancia con el mensaje de Cristo. Lo malo es que nos quedemos tan tranquilos, lo mismo que en tiempos de Cristo, criticando a los demás.
Ocultamos nuestras faltas hablando de las miserias de los demás.
Jesús nos enseña algo importante: No se puede abusar del pueblo y menos desde las instancias religiosas, como hacían los fariseos y los maestros de la Ley convirtiéndolo todo en pesada carga imposible de soportar.
Jesús lo dijo claro: mi yugo es suave y mi carga ligera…